"La Escritora prisionera" de Susan Pfferr

En este mes de Febrero se cumple el primer aniversario del blog y de la publicación de mi libro "BRIDA BAILARINA. El jardín de los gatos Sin Dueño" y para celebrarlo quiero compartir con vosotros un relato inédito que escribí años atrás.
Espero que disfrutéis con su lectura.


"La Escritora prisionera"


Había una vez un lejano, extraño y desconocido país llamado Subconsciente, tan complicado de entender que, a pesar de los estudios de numerosos científicos entre los que destacaba un tal Jung, no se llegaba a comprender, pues se regía por leyes muy diferentes a las habituales. 

En él, vivían terribles dragones alados que disfrutaban aniquilando a los sueños –así se llamaban sus habitantes- con su aliento de fuego.

Los que sobrevivían al holocausto eran encarcelados en oscuras, frías y húmedas mazmorras de las que era imposible escapar, pues estaban situadas en un torreón custodiado por fantasmas: el fantasma de la desesperanza, el fantasma de la cobardía, el fantasma de la incredulidad, el fantasma de la modestia, el fantasma del desamor... Tantos, tantos espectros, que cualquier sueño, por valiente que fuera, se desmaterializaba de forma instantánea con solo ser rozado por uno de ellos.

En una de esas mazmorras se encontraba Sherezada, también conocida como la princesa plebeya, pues a pesar de tener cuerpo y modales de princesa, su sangre era roja, de plebeya. Eso era un problema para ella, los plebeyos la rechazaban por sus modales y, la realeza, por el color del contenido de sus venas.
Ese fue el motivo de que Sherezada se refugiara en sus aficiones: La magia y la literatura.
La magia le fascinaba porque con ella se podía modificar la realidad.
Procuró con numerosos rituales cambiar sus modales para ser aceptada por los plebeyos, pero no lo consiguió. Intentó transmutar su sangre, de roja a azul, para ser admitida por la nobleza, pero fue en vano.
Desesperada, y con lágrimas en los ojos, se convenció de que necesitaba un maestro, alguien que le mostrara qué era lo que hacia mal, pues, a pesar de sus fracasos, seguía viva su esperanza de que la magia era posible.
Mientras, ocupaba sus días, visitando la biblioteca del torreón para buscar algún libro que leer.


La lectura la transportaba del sillón de su mazmorra hasta lugares fantásticos dónde sus habitantes hacían lo que deseaban porque no había dragones, ni fantasmas, ni mazmorras.
Cuando finalizaba la lectura, escribía en un diario sus sensaciones.
Pero los meses pasaban y, con ellos, algún sueño moría a manos de los fantasmas en su intento de escapar del torreón.
La vida cada vez se tornaba más insoportable para Sherezada, pues a la tristeza cotidiana por la pérdida de algún compañero de prisión, se sumó la falta de abastecimiento de papel para escribir y, para colmo, comprobó en el archivo de la biblioteca que había leído casi todos los libros.
Fue entonces cuando decidió ponerse en huelga de hambre.
Llevó a su mazmorra los libros que le quedaban por leer y calculó, que sin comer, viviría justo el tiempo que necesitaba para su lectura.
Al décimo día de comenzar su ayuno, con las energías debilitadas y las tripas gimiendo revolucionadas, se dispuso a leer el único libro que le quedaba. Tenía las tapas tan deterioradas que no se podía leer ni su título, ni su autor. Lo abrió y, comprobó asombrada, que se trataba de “El Hermetista” un maravilloso tratado sobre la liberación de los sueños.
Emocionada, lo abrazó. ¡Había escuchado tanto hablar de ese libro!
No se explicaba cómo había sobrevivido, pues fue censurado por el Comité de los dragones alados y, eliminados con su abrasador aliento, todos los ejemplares, por ser catalogados como textos subversivos.

En cuanto al autor, se sabía que era un mago de tierras lejanas que creía en los habitantes de su país.
Con impaciencia, Sherezada ojeó el libro. Entonces, vio un retrato del mago y, sintió cómo él la miraba desde el papel. Pensó que era un delirio causado por su debilidad. Asustada cerró los párpados. Cuando los volvió a abrir, el impacto fue aún mayor pues el mago estaba frente a ella, mirándola con un brillo muy especial en los ojos...
Entonces, dulcemente, la tomó en sus brazos al tiempo que la cubría con su negra capa y, volando, la llevó lejos de Subconsciente, rescatándola así de los malignos dragones alados y de los perversos fantasmas.
El mago acababa de salvar un sueño."

Y recuerda que: el Subconsciente es tu gran enemigo o tu gran aliado. Depende de ti.
Con mis mejores deseos,
                      Susan Pfferr


Comentarios

  1. Que lindo..me dió mucho que pensar,de ahora en más trataré de que mi subconsciente juegue a mi favor.Excelente relato!!
    Abrazos desde Argentina.

    ResponderEliminar
  2. Sí, el relato es más serio y profundo de lo que parece.

    El Subconsciente, para la pobre escritora prisionera, es un espacio horrible, y eso es lo que le sucede a muchas personas hasta que aprenden a utilizarlo como el gran aliado que debe ser.

    Muchas gracias por tu encantador comentario.

    Un fuerte abrazo y mis mejores deseos,
    Susan Pfferr

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares